El riesgo de liquidez es un indicador que hace referencia a la dificultad que tiene una empresa a la hora de hacer frente a sus obligaciones de pago a corto plazo. Uno de los motivos por lo que esto suele suceder es porque la compañía no puede convertir sus activos en liquidez.
En otras palabras, es la probabilidad de que una empresa no tenga la capacidad suficiente como para afrontar sus responsabilidades financieras, ya sea con sus empleados, sus proveedores, la Administración Pública o con todos al mismo tiempo.
El riesgo de liquidez también hace referencia a la cantidad monetaria que los bancos e instituciones financieras deben disponer en efectivo para poder hacer frente a todas sus obligaciones económicas.
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Cómo calcular el riesgo de liquidez
Existen diferentes fórmulas que nos permiten conocer y medir diferentes aspectos de ratios de liquidez en función de qué detalle necesitemos conocer. Veamos algunos ejemplos:
Medir la liquidez general de la empresa
Para conocer este dato dividiremos el activo corriente entre el pasivo corriente y lo multiplicaremos por 100. Obtendremos así el tanto por ciento. Con este dato podremos conocer la capacidad de la empresa para hacer frente a las deudas en un plazo cortoplacista. Recuerda: Activo Corriente / Pasivo Corriente * 100 = %.
Medir el activo circulante
Para ello tendremos que utilizar la fórmula del ratio de liquidez del tercer grado. Con esta conoceremos el activo circulante con los elementos de inventario que tenemos disponibles. Se calcula restando al activo corriente el inventario y dividiendo este resultado entre el pasivo corriente. Es decir: (Activo Corriente – Inventario) / Pasivo Corriente.
Medir si una compañía puede ser capaz de operar en el corto plazo con sus activos
En este caso emplearíamos la fórmula conocida como prueba defensiva. En este caso tendremos que dividir el activo en Caja y Banco s entre el pasivo corriente y multiplicar este resultado por 100.
Por qué es tan importante tener liquidez
Para cualquier empresa, tener liquidez es esencial para poder enfrentarse a la gestión diaria del negocio, poder afrontar los pagos a corto plazo y evitar incurrir en situaciones de impago de obligaciones, ya sean facturas, salarios o impuestos.
También es fundamental contar con liquidez a la hora de poder realizar inversiones o mejoras que propicien una mayor competitividad del negocio, que, al fin y al cabo, también es otra manera de aumentar la liquidez a largo plazo.
Cada empresa es diferente y, por tanto, tiene sus propias características y circunstancias. Para poder gestionar el riesgo de liquidez de manera eficaz y apropiada, es importante controlar todos los datos relativos a la situación tanto financiera como comercial de la empresa y tener la capacidad de planificar y diseñar diferentes estrategias ante las situaciones que se puedan presentar. También es de vital importancia contar con diferentes fuentes de financiación para poder tener recursos económicos suficientes si es necesario recurrir a ellas.
¿Cómo evitar tener riesgo de liquidez?
Si bien es cierto que no siempre se puede evitar el riesgo de liquidez y que existen factores externos que puede provocarlo (como, por ejemplo, que uno de los principales clientes de la empresa entre en concurso de acreedores, dejando a deber una suma de dinero tan importante que la empresa acreedora no pueda afrontar sus propios pagos), sí que se pueden realizar una serie de buenas prácticas que seguro son de utilidad a la hora de reducirlo.
Una de ellas es llevar un control exhaustivo de las cuentas de la empresa. Hacer auditorías de manera periódica siempre es importante, pero mucho más cuando una empresa no está pasando precisamente por su mejor momento financiero. Tener constancia de las entradas y salidas del dinero ofrece la posibilidad de conocer las tendencias al alza o a la baja, así como las épocas de mayores ingresos o los días más flojos, de los que se pueden sacar valiosas conclusiones de cara a la estabilidad financiera del negocio.
Cuando la viabilidad de una empresa se encuentra comprometida porque es acreedora de otras, una posibilidad de intentar salir a flote es ofrecer alternativas de pago o intentar renegociar las deudas. El objetivo siempre debe ser, en definitiva, recuperar la máxima cantidad posible de las facturas impagadas y, a poder ser, en el menor tiempo.
Recomendaciones para reducir el riesgo de liquidez
Aunque, como decíamos anteriormente, nunca se puede eliminar por completo el riesgo de tener dificultades económicas que puedan provocar que una empresa acabe teniendo riesgo de liquidez, sí que se pueden establecer ciertas estrategias comerciales y empresariales que ayuden a minimizar los riesgos.
Cuando se crea una empresa o se inicia un plan de viabilidad de la misma, es necesario hacer muchos números y tener muchos factores en cuenta. Por ejemplo, evaluar la rentabilidad de todas las inversiones que se hagan. Es importante contar con toda la información disponible al respecto, cuanto más mejor, para poder analizar y tener en cuenta todos los elementos posibles que ayuden a realizar una evaluación lo más pormenorizada de la situación a futuro.
Otro factor importante es saber diversificar tanto los riesgos como las inversiones para poder tener más control sobre ambos y reducir las posibilidades de que la situación se complique. Es una manera de intentar anticiparse al futuro. Si conocemos todos los detalles de la situación financiera y económica de nuestra empresa y diversificamos los riesgos de la misma, se reduce el riesgo de que surjan problemas.
En el caso de que los problemas de liquidez deriven de una acumulación de impagos de terceras partes, existe la posibilidad de contratar a una empresa especializada en recobros que se encargue de gestionar nuestras facturas impagadas.
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